La necesidad de crear “comunidad científica”

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-054

Cuando hablamos con distintos equipos editoriales de revistas científicas, insistimos en la necesidad de crear alrededor de estas, de forma que las avalen y sustenten, “comunidades científicas”. Dentro de estas comunidades podríamos destacar al menos cuatro tipos de colectivos que, en mayor o menor medida, se sientan vinculados con los procesos de postulación, revisión, publicación y difusión de los artículos.

El primer colectivo estaría compuesto por un Consejo de Editores en el que se engloben los distintos comités de su organigrama: Editor Jefe, Editores Asociados, Consejo de Editores, Consejo Científico Internacional (en el caso de Comunicar conformado por 57 Consejeros internacionales de 18 países), Editores Temáticos, Coeditores Internacionales, Consejo Técnico de Redacción, Consejo de Redes Sociales y Visibilidad, además de los responsables de la Gestión TIC y Comercial. Estos Consejos serían los responsables de marcar la política editorial de la revista con respecto a su temática, periodicidad, normativas, formatos de publicación e idiomas, selección de call for papers, etc., así como del mantenimiento de todo el flujo editorial.

Un segundo colectivo estaría conformado por el Comité Internacional de Revisores Científicos (en el caso de Comunicar constituido por 1.083 revisores internacionales de 54 países, correctamente identificados con su foto, filiación y enlaces a sus principales redes sociales académicas y en constante ampliación a través de la “Convocatoria de revisores”), responsable de la evaluación de manuscritos y, por ende, clave fundamental de la selección de los artículos de mayor impacto para la comunidad científica.

Un tercer grupo lo formarían los autores que publican en la revista y a los que nosotros, en nuestros criterios de calidad y bajo el epígrafe “El autor como máxima”, identificamos como figura fundamental que sustenta y da sentido a todo el proceso de publicación.

El último grupo lo integran los lectores y simpatizantes de la revista que son destinatarios, en última instancia, de los procesos de producción de esta, y que en muchas ocasiones se convierten en grandes embajadores y difusores de la publicación.

Para terminar, indicar que, en nuestro caso, consideramos que todos estos grupos conforman y se sienten parte de nuestra “comunidad” y, tal y como resaltamos en nuestra web, son nuestro soporte: “Comunicar fundamenta su proceso y su calidad en una amplia comunidad científica internacional que la avala y apoya con un nutrido conjunto de investigadores, académicos del mundo de la comunicación y la educación, que garantizan el respaldo a su labor en pro de la innovación y el avance científico en el ámbito de la Educomunicación”.

Normativas, plazos y puntualidad

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-050

Normativas, plazos y puntualidad son tres aspectos directamente relacionados que pueden dar fe, o no, de la calidad y excelencia de una revista científica y que, por tanto, los Equipos editoriales deben considerar fundamentales. Ya exponíamos en otra entrada (https://bit.ly/3I4pbvb) las numerosas razones que avalan la necesidad de que las revistas científicas expliciten, de manera clara y pormenorizada, la normativa que aplican en los distintos momentos que van desde el inicio, con la postulación del manuscrito por los autores, hasta el final, con la aceptación o rechazo de este.

Dividíamos estas razones desde tres perspectivas distintas según afectaran a editores, revisores o autores. Desde la perspectiva de los editores, son dos las razones fundamentales. La primera es la necesidad de seguir una serie de estándares (en lo que respecta a la estructura, extensión, número de referencias, etc.), consensuados en la comunidad científica, que puedan “controlarse” a través de una normativa para autores clara, si lo que se pretende es que los manuscritos alcancen máxima visibilidad e impacto. La segunda se refiere a una normativa clara que facilite todo el flujo editorial en relación con los autores, sobre todo, en el caso de que el artículo sea desestimado o rechazado. En lo relativo a los revisores, es obvio que una normativa pormenorizada, junto a un protocolo de revisión da rigor al proceso de valoración de artículos. Por último, son muchas las razones que avalan la necesidad con respecto a los autores, especialmente el hecho de que la existencia de una normativa clara para la elaboración del manuscrito (temática, estructura, proceso editorial, “flujo” de correos, proceso de revisión, etc.) y su posterior envió (incluyendo un documento de chequeo previo), facilitan la labor de los investigadores a la hora de intentar publicar sus artículos.

En lo que respecta a los plazos y la puntualidad, en numerosas ocasiones hemos destacado en este blog la necesidad de ofrecer a los autores una información transparente en materia de número de días, tiempos de recepción, revisión y publicación de manuscritos, siendo este aspecto uno de los principales criterios e indicadores de calidad de las revistas. En concreto, en “Comunicar” consideramos que el criterio de calidad “Puntualidad y seriedad” es una de sus fortalezas; la periodicidad trimestral de la revista garantiza un eficiente flujo de manuscritos de manera que en la normativa se explicita con detalle que los autores pueden seguir con puntualidad las diferentes partes del proceso por las que pasa su trabajo. En cuanto a los tiempos, se expone: a) la existencia de una Fase previa de estimación/desestimación que dura un máximo de 30 días (se trata de un máximo ya que, en la mayoría de las ocasiones, excepto en los días previos a la terminación de los distintos Calls for papers, donde ingresan al OJS una gran cantidad de manuscritos, no alcanza la semana; b) en la Fase de evaluación de manuscritos, para su consiguiente rechazo o aceptación, especificamos que esta durará un máximo de 90 días; con posterioridad a esta fase se prepara la edición de los manuscritos para su publicación OnlineFirst en español e inglés y en la fecha estipulada y, con máxima puntualidad, se publica el número online e impreso. Los pasos de este proceso están meticulosamente establecidos y los autores reciben comunicación directa, desde el Consejo Editorial, sobre toda la fase referente a cambios sugeridos por los revisores, modificaciones propuestas por los editores, mejoras estilísticas, etc.

Como Consejo Editorial de una revista científica debemos tener presente que las bases de datos de máxima calidad y prestigio consideran entre otros aspectos, a la hora de admitir o no una publicación en su listado, dos apartados: el componente de la internacionalización de esta en todos sus aspectos, y el cumplimiento estricto de los plazos establecidos y la puntualidad.

No es de recibo que, como desafortunadamente nos ha ocurrido a casi todos alguna vez, existan revistas que condenan sine die a los artículos que dan cuenta de nuestras investigaciones al limbo de los manuscritos que se eternizan.

Propuesta de monográficos, Call for papers

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-038

Uno de los aspectos que, en nuestra opinión, deben contemplar los equipos editoriales de las revistas, en el caso de que todavía no lo hagan, es la propuesta de monográficos. Un planteamiento que consideramos tiene muchas ventajas y, si también se posibilita en cada número un espacio para miscelánea, carece de inconvenientes. Entre estas ventajas destaca el aumento de artículos que llegan a la revista, ya que nos permite recabar manuscritos, de temáticas emergentes y actuales. Por consiguiente, recibiremos un buen número de trabajos sobre esas temáticas potencialmente citables que, a medio plazo, aumentarán nuestro cómputo de citas y, en consecuencia, nuestro factor de impacto. En paralelo, permite que cualquier investigador siga enviando artículos sobre temáticas de investigación diferentes, lo cual no limita la entrada a la temática del call, siempre que se encuentre dentro del enfoque prioritario de la revista, así como del tipo de artículos que esta publica (trabajos de investigación, informes, estudios, manuscritos de revisión, etc.).

Contemplamos que el cincuenta por ciento de los artículos publicados en cada número sean del monográfico, aunque es obvio que el porcentaje de manuscritos, para los apartados de miscelánea y monográfico, depende de los editores, independientemente de este porcentaje, recomendamos que en cada número se publiquen manuscritos del monográfico y de otras temáticas de investigación. Algunas revistas solo publican trabajos que se encuadren en la temática de los números especiales, pero esto puede impedir a los posibles autores el envío de propuestas sobre investigaciones en la que en ese momento estén inmersos, ajenas a la temática.

En la misma línea, de cara a los posibles autores que quieran enviar manuscritos a nuestras revistas, les facilita saber con antelación (‘Comunicar’ publica los llamados a autores con un año de antelación), el proceso de elaboración del artículo, e incluso si se hace con tiempo, la investigación de la cual surgirá la propuesta. En el momento actual en ‘Comunicar’ hemos publicado el número 66 y tenemos llamadas para el envío de artículos hasta el número 73 (del cual la recepción cierra a finales de septiembre de este año, y el número se publicará en abril de 2022).

En ‘Comunicar’ intentamos facilitar a posibles investigadores, grupos y equipos de investigación o asociaciones (a los cuales concederemos el rol de Editores Temáticos en caso de que sea aceptada su propuesta) la realización de propuestas temáticas. Para ello contamos en la web con el apartado de call for issues, una “Normativa de presentación de calls en Comunicar” (https://bit.ly/2NzEsNi), donde, tras una información general sobre la figura de los Editores Temáticos en un monográfico, así como sus privilegios y obligaciones, se describe también, de forma pormenorizada, las 12 fases que para nosotros constituyen el proceso de presentación de un call.

Una propuesta de monográfico tiene que dejar claro a los posibles autores si un manuscrito que envíe puede ser publicable con base en el enfoque. Para tal caso, recomendamos que el call que se publicite tenga al menos los siguientes apartados:

– Título del monográfico y número de la revista en el que se publicará.

– La portada del número una vez que se publique.

– Fecha de inicio para el envío de artículos y fecha límite, así como las fechas de publicación de la edición (versión Online First y versión impresa)

– Información acerca de los Editores Temáticos, breve CV, y sus perfiles como investigadores (dado el trabajo que esto supone recomendamos al menos tres y, a ser posible y para facilitar la difusión del monográfico, que algunos de ellos sean hispanohablantes y otros de ámbito anglófono), así como los coeditores institucionales de la propuesta

– El enfoque general del call.

– Los descriptores.

– Cuestiones.

– Y, por último, instrucciones acerca del envió de propuesta de artículos para su consideración.

No hay que olvidar que, para que el call tenga repercusión y surta el efecto que buscamos, debe publicitado. No podemos limitarnos a introducirlo en la homepage de nuestra revista, presuponiendo que los interesados accederán a ella, sino que se hace preciso una buena campaña de visibilidad en la que se incluyan el envío de correos masivos a posibles autores interesados (en español e inglés, así como en modo texto y vídeo) y la difusión en las redes sociales, generalistas y académicas, de las revistas. En esta labor es muy importante también la colaboración de los Editores Temáticos, al ser estos expertos conocedores e investigadores del tema. El fin último es, difundirlo entre investigadores potenciales de la temática, a los cuales, a priori, tienen mejor acceso y comunicación que los editores de la revista.

Manuscritos: la estructura de un artículo de investigación

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-031

El hecho de que los manuscritos, que se pretendan publicar en revistas científicas, tengan que responder a una estructura consensuada no se debe a cuestiones de estilo o formales, ni es asunto baladí. Por el contrario, tiene como principal objetivo el que estos artículos puedan ser compartidos y se pueda transmitir a los demás miembros de la comunidad científica, de una manera correcta, los resultados que se hayan encontrado en las investigaciones, esta es la razón fundamental de que los manuscritos estén organizados y respondan a una estructura específica.

Los editores tienen que velar para que los artículos publicados en sus revistas estén organizados y respondan a una estructura (además, por supuesto, de controlar que los Metadatos –título, resumen y palabras clave- y las Referencias bibliográficas, estén correctamente realizados y siguiendo la normativa de su campo científico). Este es un aspecto que, en nuestra opinión, deberían contemplar los Editores Jefes y los Editores Asociados cuando realizan la revisión de edición, previa al envío del artículo a los revisores.

Continuar leyendo “Manuscritos: la estructura de un artículo de investigación”

Normativa para autores y chequeo previo

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-023

farol que alumbraEstos dos documentos, que están directamente relacionados, son de los más consultados en la página de inicio de cada revista y los consideramos preceptivos para toda revista que pretenda considerarse de calidad. Ya insistimos en su importancia en otra entrada de este blog https://bit.ly/3c5FRTe y en la necesidad de que la normativa para autores recoja una serie de elementos entre los que cabe destacar:

– Las características de la revista en lo relativo a su temática, tipo de aportaciones (Investigaciones, Informes, Estudios, Propuestas, Revisiones, etc.), periodicidad, secciones y número de artículos publicados.

– Todo lo relacionado con el proceso editorial con respecto a los tiempos (número de días de revisión y publicación) y el flujo de correo con los autores (correos de recepción, desestimación, inicio proceso de revisión, publicación, difusión de los manuscritos, etc.)

– Los documentos a enviar a la hora de presentar un artículo, así como la estructura y epígrafes que debe tener cada uno de ellos, su extensión, aspectos formales a considerar (tipo de letra, márgenes, justificación, modo de presentar tablas y figuras, etc.), la normativa de referencia que se utiliza y cómo deben estar redactados, así como el número máximo de autores permitido. Continuar leyendo “Normativa para autores y chequeo previo”

Decálogo de criterios e indicadores de calidad

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-019

Uno de los principales apartados/documentos de una revista científica, junto con el de Fortalezas, es el de Criterios e indicadores de calidad. En este apartado se deben describir las características y fortalezas que tiene una revista con respecto a su gestión editorial, y es el seguimiento de estos criterios declarados lo que garantizará una buena praxis y una gestión transparente del proceso editorial.

En la web de la revista Comunicar presentamos un enlace a nuestro decálogo de criterios de calidad donde podemos ver que el primero de ellos, Impacto y prestigio, se refiere al posicionamiento de la revista en las principales bases de datos nacionales e internacionales, plataformas de evaluación de publicaciones, directorios selectivos, bases de datos bibliográficas, hemerotecas selectivas, portales especializados y catálogos de bibliotecas de todo el mundo. Es por eso que en este punto toda revista que aspire a un alto estándar de calidad debería mostrar todo lo relacionado con su impacto y prestigio.

criterios de calidadComo segundo punto, Visibilidad y acceso, se tendría que enunciar el seguimiento de una política editorial de acceso al conocimiento abierto y compartido. La disponibilidad de los artículos en distintos idiomas y de forma gratuita. La web de la revista debería tener versiones en varios idiomas y su visibilidad se debe potenciar mediante distintas formas de acceso (ePub, pdf, html, xml, etc.) además de tener presencia activa en redes sociales académicas y genéricas

Continuar leyendo “Decálogo de criterios e indicadores de calidad”

Normas, normas, normas

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-015

Aunque el título de este post pueda parecer repetitivo, que lo es, nuestra intención es enfatizar la importancia que le concedemos a este apartado de la gestión editorial. Son muchas las razones que justifican que las revistas científicas cuenten con distintos apartados normativos que estén lo suficientemente pormenorizados. Expondremos estas razones desde tres perspectivas distintas: autores, editores y revisores.

libro con lupaDesde la perspectiva de los autores (recordemos la necesidad y conveniencia de que como editores nos pongamos en el lugar del autor) y siguiendo uno de nuestros criterios de calidad “El autor como máxima”, los autores agradecen (agradecemos ya que la mayoría de los editores también somos autores por lo que no nos resulta difícil ponernos en su lugar) que cuando vayan a someter a evaluación el resultado de sus investigaciones, siguiendo las “Normas para autores” de nuestra revista, el porcentaje de ambigüedad sea mínimo o no exista. Para que esto ocurra, previamente, a la hora de redactar el manuscrito tienen que conocer una serie de aspectos que es necesario que la normativa recoja de forma clara y pormenorizada, los principales son:

– La temática de la revista, su número de publicaciones anuales, así como el número de manuscritos de cada número. La existencia o no de secciones -Dossier (Monográfico) y Caleidoscopio (Miscelánea)- y el número de artículos que se puede publicar en cada una

– Información sobre el proceso editorial y el “flujo” de correo con autores (recepción, desestimación, envío de los informes de evaluación científica, envío de prueba de imprenta para su corrección ortotipográfica, etc.)

– Información clara, en número de días, sobre los tiempos de recepción, revisión y publicación

– La forma en la que se realizará el proceso de revisión de sus artículos y en base a qué “protocolo de revisión”

– El tipo de aportaciones que se pueden enviar (Investigaciones, Informes, Estudios, Propuestas, Revisiones, etc.)

– La extensión del título (en caracteres con espacios) y cómo debe estar redactado

– La extensión, mínima y máxima del texto (tanto en su versión española como inglesa)

– El número máximo de autores permitido

– La estructura y epígrafes del manuscrito, así como su forma de su numeración

– El tipo de: letra, interlineado, justificación, márgenes, etc. así como el uso, o no uso, de subrayados y negritas

– El modo de presentar las tablas y figuras (tablas y gráficos en 3D, normativa APA, etc.), cómo se confeccionarán y su número máximo (insistiendo en la conveniencia de utilizar la plataforma Figshare (http://figshare.com) para subir el material complementario que, por motivos de formato o tamaño, no se pueda insertar en los artículos)

– La normativa de referencia que se utiliza (APA 7, Chicago…), la necesidad de que aparezca el DOI en todas las citas que lo tengan y la utilización de acortadores para las direcciones web (a excepción de los DOI)

– El total de documentos que se debe subir (Presentación, manuscrito anonimizado, ideas clave, etc.)

Los autores agradecen también (y a los editores les facilita la labor) que todos estos puntos puedan ser revisados mediante una tabla de “Chequeo previo” que les permita cerciorarse, antes del envío, de que han seguido la normativa requerida por la revista

Desde la perspectiva de los editores podríamos exponer muchas razones que avalan la necesidad de una normativa clara, pero, de momento y por cuestión de espacio, solo mencionaremos dos:

– La responsabilidad del artículo -a la hora de su difusión y aumento de visibilidad e impacto- no solo es de los autores sino también del equipo editorial. Si se pretende que los manuscritos alcancen visibilidad e impacto, estos deben de seguir una serie de estándares: concreción del título, calidad del resumen, emergencia de la temática, extensión, estructura, número de palabras clave, referencias, etc. que los editores deben controlar por lo que la normativa ayuda, entre otros muchos aspectos, a definir una línea editorial clara.

– En el flujo de correspondencia con los autores, sobre todo en el caso de que el articulo sea desestimado o rechazado, ayuda bastante en la labor editorial el contar con una normativa clara a la hora de dar respuesta a las quejas que estas decisiones suscitan.

Igualmente son muchas las razones desde la perspectiva de los revisores, pero nos vamos a queda con una:

Tenemos que trasladar una idea clara de lo que se pretende que evalúen nuestros revisores, qué valor deben dar a cada apartado y aspecto, qué tipo de lenguaje debe ser utilizado en las revisiones… y esto solo será posible si nuestra normativa es clara y ponemos a su disposición un “Protocolo de revisión de manuscritos”, en nuestra opinión con aspectos cuantitativos y cualitativos, que también sea claro y fácil de cumplimentar.

Para terminar, queremos resaltar que, en nuestra opinión, el hecho de que una revista científica cuente con una normativa clara y suficientemente pormenorizada, se convierte en uno de los principales criterios de calidad de esta pues ayuda a garantizar otra serie de criterios como son la “Puntualidad y seriedad”, el “Rigor en el proceso”, la “Ética y el compromiso”, la “Calidad del Proceso editorial” y la consideración del “Autor como máxima”.