Una cuestión vinculada a la publicación de manuscritos científicos es la referida a las citas. Cuando nuestro trabajo es citado, obtenemos una medida de evidente influencia para el investigador, en tanto que el artículo ha sido leído e influenciado en el pensamiento y la investigación de terceros, ya sea como apoyo o rebatimiento. Si bien los autores centran muchas veces sus esfuerzos en la selección de una revista indexada en bases de datos de alto impacto para remitir sus investigaciones, muchas veces se omite la visibilidad pre y post-publicación del manuscrito. El impacto del propio artículo dentro de la revista es prioritario y fundamental para el reconocimiento del propio investigador en materia laboral, promocional, financiera e intelectual.

La excelencia en la investigación es un camino útil para la vida del manuscrito y el investigador. Si bien, un trabajo excelente puede quedar oculto o en el olvido para los lectores, simplemente por la ignorancia en la citación de fuentes al no haber planteado (y presentado) un estudio accesible, atractivo y memorable. Pero, ¿Qué debemos tener presente a la hora de convertir un artículo científico en una investigación altamente citable?

  • El lenguaje del manuscrito debe ser siempre claro y preciso, con descripciones del material expuesto, de modo que se evite la complejidad de los diferentes procesos que conforman la investigación. Redacción sencilla, pruebas y argumentos lógicos y convincentes deben priorizarse. Un texto confuso, definiciones ambiguas o incoherentes, conclusiones no convincentes o evidentes, invitan a los lectores a omitir el estudio de su marco de influencia teórica.
  • Descripciones ricas en información. Información precisa sobre métodos innovadores y resultados reveladores, así como el planteamiento de recomendaciones para futuras líneas de investigación con un carácter práctico-teórico son vías eminentes para la citación. Plantear una idea a la comunidad científica es el inicio de preguntas de investigación y, por consiguiente, de citas.
  • Tablas y figuras claras, atractivas y con información discernible (y no redundante), también reciben una atención positiva por parte de los autores. De hecho, estos aspectos visuales suelen ser ampliamente apreciados por el lector, que trata de localizar información clave (ya sea en el marco teórico, en la metodología o en los resultados) para la conformación de su estudio.
  • Otros elementos fundamentales son los referidos a los ‘metadatos’, véase el título, resumen y palabras clave. De hecho, estos elementos son los que visibilizan y posicionan los trabajos en las diferentes bases de datos. Aunque no es el espacio informativo de citación por antonomasia, sí es el de localización e interés. Por consiguiente, introducir a un investigador en nuestro estudio depende de una buena presentación. Se ha de ser preciso sin recaer en la abundancia o la saturación. Un buen título y un resumen claro y revelador implican que el lector decida (o no) leer la investigación.

Estas consideraciones, a pesar de su obviedad, dan muestra de la gran cantidad de manuscritos que hoy no reciben (o reciben escasas) citas. En este aspecto también juega un papel importante la difusión del estudio en congresos y conferencias, o la visibilidad del manuscrito en espacios y plataformas académicas, complementarias en el proceso de citación.

En suma, la carrera científica requiere de una clara capacidad lectora, expositiva y comunicativa, que nos permita ofrecer datos fidedignos, rigurosos y atractivos a ojos de investigadores de todo el mundo. Un buen título en una estantería es sinónimo de lectura y referencia.

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