autocita

Citar artículos de la literatura para fundamentar un informe de investigación para ser publicado en una revista es una práctica necesaria. La inclusión de citas pertinentes, adecuadas y oportunas permite al autor situar el trabajo que presenta en el estado del arte del conocimiento en el tema del artículo. Dentro de estas necesarias citas se encuentran las autocitas que son las citas que el autor o autores hacen a sus propios trabajos.

Al respecto hay varias posiciones, en los extremos están algunas personas que piensan que es bastante indecoroso citarse a sí mismo, alegando que esto es una auto-promoción infame de sus trabajos. En el otro extremo, están los que consideran que no deben citar a otros más que a ellos mismos, argumentando que sus trabajos son los más importantes del área, y dentro de estos extremos varias posiciones intermedias. Es cierto que la cita de un trabajo es un reconocimiento de valor científico (en ocasiones negativo, pero válido también) de un trabajo publicado, que forma las bases del nuevo que presenta, por lo que la autocita es equivalente a auto-reconocer el valor de nuestro trabajo que otros debieran hacer.

Pero en ocasiones las autocitas son necesarias cuando: los trabajos publicados con anterioridad, por el propio autor (sobre todo cuando él individualmente o el grupo de investigación al que pertenece lleva muchos años investigando y publicando en un área), son realmente importantes en el área del conocimiento donde se desempeña el autor y proporcionan parte de las bases teóricas o prácticas del nuevo trabajo; o los trabajos pertenecen a una misma investigación que está siendo publicada por etapas.

En este sentido hay elementos que son criticados por la comunidad científica sobre este fenómeno, uno de ellos es cuando la proporción de autocitas es muy alta respecto a la cantidad de referencias, no existe un porciento generalizado permitido, aunque puede haber algunas indicaciones en las normas de cada revista, como es el caso de Comunicar, que plantea: “Debe limitarse, no obstante, y controlarse la saturación de autocitas del autor y de esta revista…”. Sin ánimo, de establecer una cifra, en mi opinión, las autocitas no deben ocupar más de un 5-15% del total de referencias del trabajo. Otro elemento es la autocita injustificada, o sea, cuando se autocitan trabajos previos que no tienen relación, o es muy escasa, con lo que se plantea en el texto, o incluso puede tener relación, pero es innecesario hacer una cita y queda en evidencia el intento de auto-promover sus trabajos y ganar las tan, cada vez más, preciadas citas y prestigio académico.

Algunas instituciones dedicadas al estudio y análisis del impacto de las publicaciones han ideado formas de descontar las autocitas para analizar en forma más clara y objetiva el impacto de un determinado artículo.

Las autocitas tiene sus efectos también a nivel de revistas, en este caso son las citas que reciben los artículos de una revista por sus propios artículos. A este fenómeno se le aplican los comentarios anteriores. De hecho, es uno de los indicadores que las principales bases de datos calculan como parte de las métricas que generan las citas. Como ejemplos, se puede mencionar el servicio Journal Scholar Metrics que brinda Infoec3 a partir de los datos de Google Scholar, así como las principales bases: Journal Citation Reports (JCR) de Web of Science y Scopus, entre otras. Estas bases comúnmente penalizan los comportamientos excesivos de autocita y hasta pueden retirar las revistas de sus índices.

En el caso de la revista Comunicar en Journal Scholar Metrics (figura 1), se aprecia que el 94% de las citas recibidas son externas, solo 51 de 1022 citas contabilizadas son consideradas autocitas.

ec33

Lo mismo ocurre con el servicio de Scimago Journal & Country Rank, figura 2, donde el comportamiento es similar con respecto a la proporción de las autocitas y el total de citas.

scimago

En resumen, los autores deben analizar bien cuándo es realmente necesario citar un trabajo previo y enriquecer sus referencias, como es lógico, con otros autores, e incluso está obligado a, si se autocita, criticar los resultados con el mismo rigor que critica a otros. Por otro lado, los editores de revistas científicas deben prestar especial atención a este asunto, y velar y controlar, con ayuda de los revisores, que no exista un abuso de las autocitas, tanto a nivel de autor como de revista y que estas sean pertinentes y bien justificadas. En cualquier caso, conviene no olvidar que lo que habitualmente hace que un manuscrito sea aceptado para publicación y que después sea muy citado es su rigor científico-metodológico y la relevancia de sus resultados y conclusiones.

Fuente de la primera imagen: “www.insidehighered.com/sites/default/server_files/styles/medium/public/media/iStock_000007032716_Large.jpg?itok=1YqQjDx0 “

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