La autoría: ¿Cuántos firman, quiénes y en qué orden?
Abordar la autoría es un asunto complejo sobre el cual se podría escribir una tesis, pues los usos y prácticas han ido cambiando a lo largo de la historia y en la actualidad divergen entre los diferentes campos científico. Es por ello por lo que la presente entrada sólo pretende acometer una introducción general enfocada para el ámbito de las Ciencias Sociales. En esta entrada nos vamos a centrar en responder a tres preguntas, cuántos firman, quiénes deben firmar y en qué orden. No vamos a recordar las ventajas de trabajar en equipo.
¿Es importante el número? Por supuesto, los números son reflejos palpables de la realidad y pueden ser interpretados. ¿Debe haber un número cerrado de autores para cada trabajo? No, como dirían los socialistas utópicos “A cada cual según sus necesidades” (las necesidades del artículo, se entiende), es decir, la complejidad del trabajo es el principal elemento que justifica el número de personas que lo han realizado y por tanto firmado. Sin embargo, se han establecido unos topes de cara a las evaluaciones científicas. Por ejemplo, en áreas donde los trabajos provienen en buena parte de la reflexión del autor (Filosofía, Derecho, etc.), lo habitual es que los trabajos se ejecuten en solitario, tanto la investigación como la escritura de este. En otras áreas donde se trabajan con grandes equipos o inclusos es muy común investigaciones interdisciplinares e internacionales el número de los firmantes puede ascender a cientos por trabajo, esto es algo común en áreas como la Física Aplicada, Astrofísica, etc. En Ciencias Sociales está mal visto que la coautoría supere los cuatro autores.
Entonces ¿cuál es el número adecuado? Pues como decíamos al principio depende de la complejidad, ¿qué puede justificar la dificultad de un trabajo? Básicamente tres cuestiones; 1. el tamaño y las características del objeto de estudio, 2. la multiplicidad de disciplinas teóricas y metodológicas desde la que es abordada la investigación y por supuesto 3. la extensión final del trabajo. Hay un artículo muy interesante de Nicolás Robinson y Carlos Benito Amat en el analizan el sentido de las limitaciones en el número de autores impuestas por los organismos de evaluación y lo hacen con datos, mostrando cómo los artículos de mayor repercusión científica suelen tener un número de autores por encima de lo permitido (Robinson-García y Amat, 2018). Por cierto, si aun así queréis saber que es lo normal en cada campo, hay un producto muy interesante de la división Google Scholar del grupo EC3 en el que se puede consultar los descriptivos básicos por áreas, revistas y años. Co-Author Index http://www.coauthorindex.info/layout.php?id=inicio
¿Quiénes deben firmar un trabajo?
Un trabajo lo debe firmar toda aquella persona que haya hecho una contribución sustancial al mismo, ya sea en el proceso de búsqueda de datos, análisis o redacción de resultados. Por supuesto todo autor firmante de un trabajo científico debe dar su aprobación al trabajo definitivo y a su posición en el conjunto de coautores. Hay figuras que habiendo colaborado no tienen por qué firmar, pues se les ha pagado por esa colaboración (traductores, técnicos de laboratorio, etc.). También, cuando un tercero hace una aportación puntual y concreta (una revisión de un apartado concretar, una aclaración teórica o metodológica) es común reseñar esta ayuda en el apartado “Agradecimientos”, un ejemplo puede ser agradecer a los revisores del trabajo si han hecho una mejora al mismo.
Mucho cuidado con la imposición de autores fantasmas por parte de alguno de los coautores (especialmente de los que detentan poder académico). Esto es una fuente de problemas a corto, medio y largo plazo que no hace más que llenar la universidad de inútiles que se dicen expertos en trabajos que han hecho otros.
¿En qué orden firmar? (De cada cual según sus capacidades).
El significado del orden de la firma varía según las áreas. Por ejemplo, en el área de Matemáticas el orden de las firmas se limita a un criterio alfabético, por tanto, la atribución del valor del trabajo se reparte equitativamente entre cada autor, ya se cuidan los matemáticos mucho de no colaborar con otros investigadores a no ser que sea imprescindible. Ciencias Sociales ha hecho suyos los usos de Biomedicina donde el orden de los autores implica diferentes roles y cargas de trabajo en el desarrollo del artículo. Por tanto, en este sistema las posiciones reflejan el rol de cada uno de los autores y el orden la implicación en el trabajo:
- Primer autor: Es el autor principal del documento, normalmente el que ha tenido la idea y la ha desarrollado en todas las fases del documento, aquel que ha coordinado el trabajo del resto de autores y suele ser también el que ha hecho la redacción completa del documento, adaptando las aportaciones del resto.
- Autor de correspondencia. Es aquel autor responsable del envío del manuscrito y la comunicación con la revista o el medio de comunicación elegida durante el proceso de revisión, suele coincidir con el primer autor.
- Último autor. En ocasiones, el último autor es el científico más consolidado del grupo, director de proyecto, director de la tesis del primer autor, etc. Su labor es la de revisor final antes del envío del manuscrito, normalmente el trabajo que se propone es el de un proyecto liderado por él.
- Otros autores. Según la implicación que han tenido en el trabajo van apareciendo, primero los que más han trabajado o han realizado funciones sustanciales. Sería una simplicidad cuantificar el trabajo según el número de horas dedicadas (como hacen los socialistas utópicos) sin tener en cuenta aspectos como la complejidad o la creatividad.
- Colaboradores puntuales. Se puede incluir en el apartado “Agradecimientos” a aquellas personas que han colaborado en aspectos aislados y puntuales de la investigación sin haberse implicado en el conjunto de la investigación o la redacción del manuscrito, especialmente si su colaboración fue remunerada.
Importantísimo, el orden de los autores se establece en el momento en que se planifica el trabajo y su carga y por supuesto responde a ello. Si la carga de trabajo variase sería honesto que el orden se alterase para favorecer a aquellos que a mitad del trabajo han asumido una labor mayor.
Robinson-García, N., & Amat, C. B. (2018). ¿Tiene sentido limitar la coautoría científica? No existe inflación de autores en Ciencias Sociales y Educación en España. Revista española de documentación científica, 41(2), 201.
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